Roberto Palmer - Argentina Folklore / España - Historia de un folklorista argentino

Se confiesa el cantor argentino Roberto Palmer con sabrosas anécdotas a su amigo sanjuanino Andrés “Lolo” Hidalgo, donde podemos conocer detalles muy interesantes de su vida artística. Quedan invitados a leer también el relato: Roberto Palmer en España
Historias Anécdotas y Comentarios
Malena la del tango: “Yo trabajaba con el Trío Azul en un nigth club llamado Montmartre. Antes de nuestra entrada, cada noche, ahí tocaban el cordobés Ciriaco Ortiz, un grupo de música cubana y varios números más. Una noche llegó un pianista que se llamaba Armando Aranjuelo con una mujer rubia mayor, pero muy interesante. Nos la presentó diciendo “Malena”, yo en broma, le dije: “¡canta el tango!”; sí, me respondió. Supe entonces que esa mujer, era la musa inspiradora del tango de Homero Manzi. “Malena”, su nombre verdadero era María Elena Tortolero, y se había iniciado como cantante de tangos en Buenos Aires”.
También nos cuenta: “Andrés, le mando el relato por milonga "Sucedido en un bailongo”, de Don Ángel Valentín Pérez, hombre de Provincia de La Pampa, allá en Argentina, gran amigo mío, criollo de ley que sabía observar y pintar en sus versos las costumbres, paisajes y cosas de la gente de aquella tierra.
Este relato lo escribió cuando era muy joven todavía, inspirado en un baile de campo donde estuvo él y ocurrió más o menos lo que cuenta en los versos. Lamentablemente se fue físicamente para siempre hace unos cuantos años, pero nos dejó muchas cosas de su inspiración que no se han olvidado. Profundo admirador de Don Atahualpa Yupanqui, yo se lo presenté en una oportunidad que anduvo por Buenos Aires, se hicieron amigos y se escribieron muchas cartas”.
Y nos cuenta sobre su vida personal: “Hola Andrés: Con respecto a lo que usted no sabe de mi vida, le cuento que estoy casado desde hace 37 años con Belén, madrileña, y que vivo cerca de Madrid, en Pozuelo de Alarcón desde hace trece años, después que me despedí de los Quilla, me quedé definitivamente.
Tuve mi un primer matrimonio con Elsa Ramos, entrerriana (fallecida). Tuvimos a nuestra hija Mirta Mónica, ella es abogada, y está viviendo en Palma de Mallorca, precisamente es ella la que ha subido a YouTube algunos videos de Los Quilla y míos".
“Le cuento que ya no actúo artísticamente, tampoco tengo muchas ganas de hacerlo, tengo problemas en los hombros, una especie de rotura de ligamentos, artritis y me molesta tocar la guitarra. He tocado por años con ese colgante tan incómodo que va desde el cuello a la boca de la guitarra. Para colmo de males, yo siempre toqué demasiado tenso, me costaba mucho relajarme en el escenario, y eso me ha hecho peor. Si a los treinta y seis años que estuve en “los Quilla” le suma lo que toqué antes, son muchos de andar con la guitarra colgando del cuello”.
Después de escuchar una cueca dedicada a Don Raúl Oro, cantada por su autor Saúl Quiroga, Roberto, me responde gentilmente y con emotivas palabras: “Amigo Andrés. pude bajar la cuequita, hermosa y muy evocativa. Yo tuve la suerte, junto a mis compañeros Quillas, de compartir con don Raúl Oro y su familia momentos inolvidables, y Saúl Quiroga pinta a ese hombre con palabras exactas y sentimiento profundo. Es que Saúl fue y seguirá siendo un grande de Cuyo....”
Le pido más comentarios suyos de esa vida dedicada al folklore argentino y me contesta: “Respuesta a su pedido de anécdotas: Tengo muchas para contar, algunas no recomendables, pero esas las cuento a los amigos en privado nomás. De las potables, una que nunca olvido es la siguiente: En 1948 tenía 17 años y trabajaba en una estación de servicio en General Pico, pero, a veces, en día libre o franco, acompañaba al Negro Travadelo en su camión donde llevaba combustible desde Pico a pueblos vecinos, entre ellos a los de los montes del Oeste de la Pampa. O sea que yo iba de "lechuzón", como se denominaban a los que iban de acompañantes; a veces, de noche, parábamos, prendíamos un fueguito con leñitas de caldén de las vizcacheras, y nos hacíamos unos churrasquitos y unos mates amargos de bajativos.
Una noche de esas, por la radio del camión, que funcionaba con la batería, surgió el sonido de una guitarra maravillosa tocando un estilo.....en esa quietud, era indescriptible el momento mágico que creaba esa guitarra...era nada menos que Eduardo Falú, en vivo, en un espacio corto que se llamaba "Una Guitarra en la Noche". A mí, que ya rascaba un poquito la guitarra, apenas de oído y malamente, escuchar esa maravilla me quedó grabado para siempre en el alma.
¡Quién iba a decirme que, muchos años después yo cantaría junto a ese artista sin par, grabar y charlar con él como amigo! El estilo que tocó aquella noche encantada, se llama "El algarrobo" y es una recopilación suya. Aquí en Madrid, Los Quillas actuamos con él en una serie de recitales en el teatro del Centro Cultural de la Villa, después participó con nosotros en el disco "En Buena Compañía”, en el que cantamos juntos la canción suya y de Jaime Dávalos "Rio de Tigres”. Poco después, estando yo en España y retirado de Los Quilla, compartimos escenario en el teatro "Los Canónigos", de La Granja de San Ildefonso, y luego nos juntamos a cenarnos un cochinillo en Botín...Todo ha sido un regalo inapreciable que me ha dado la vida".
Andrés “Lolo” Hidalgo
Buenos Aires, Argentina andreshidalgo1948@yahoo.com.ar
Argentina al Mundo